Evangelio Dominical
“Tu palabra es lámpara que guía mis pasos; luz que alumbra mi camino” Sl 119
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,41-51):
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: «Serán todos discípulos de Dios.» Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús reafirma que Él es el Pan Vivo bajado del cielo, prometiendo la vida eterna a quienes comen de este pan. La reacción de muchos a esta enseñanza muestra la dificultad de aceptar el misterio de la Eucaristía. Este pasaje nos llama a profundizar nuestra comprensión y fe en el sacramento de la Eucaristía. En nuestra vida cotidiana, valoremos la Eucaristía como la fuente de nuestra vida espiritual y pidamos a Jesús que nos dé una fe más profunda en su presencia real.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre la importancia de la fe en la Eucaristía y cómo este sacramento es esencial para nuestra vida espiritual. En sus enseñanzas, ha subrayado que el Pan de Vida que Jesús nos ofrece en la Eucaristía es el centro de nuestra fe y el camino hacia la vida eterna. Nos invita a recibir la Eucaristía con un corazón abierto y dispuesto, reconociendo la presencia real de Cristo y su poder transformador en nuestras vidas.
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús insiste en la necesidad de comer su carne y beber su sangre para tener vida eterna. Este discurso desafía a muchos, pero es fundamental para comprender el misterio de la Eucaristía. En nuestra vida cotidiana, acerquémonos a la Eucaristía con fe, sabiendo que es el sacramento que nos une más íntimamente a Cristo y nos fortalece para vivir nuestra vocación cristiana.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha reflexionado sobre el misterio de la Eucaristía y la necesidad de comer la carne de Cristo y beber su sangre. En sus enseñanzas, ha enfatizado que este sacramento es el centro de nuestra vida cristiana y la fuente de nuestra unidad con Cristo. Nos anima a vivir este sacramento con reverencia y a permitir que transforme nuestras vidas, llenándonos de la gracia y el amor de Dios.
Domingo, 25 de agosto – XXI del Tiempo Ordinario
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,60-69):
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Muchos discípulos encuentran difícil aceptar las palabras de Jesús sobre la Eucaristía y se alejan. Pedro, sin embargo, reafirma su fe en Jesús como el Santo de Dios. Este pasaje nos desafía a mantenernos firmes en nuestra fe, incluso cuando enfrentamos dificultades o incomprensiones. En nuestra vida cotidiana, reafirmemos nuestra fe en Jesús y en sus enseñanzas, buscando siempre la verdad y la guía en Él.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre la importancia de mantener nuestra fe incluso en tiempos de duda y dificultad. En sus enseñanzas, ha subrayado que, como Pedro, debemos reafirmar nuestra confianza en Jesús, quien tiene palabras de vida eterna. Nos invita a enfrentar nuestras dudas con oración y apertura, confiando en que la fe en Cristo nos guiará y nos fortalecerá.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23):
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.» Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús critica a los fariseos por enfocarse en las tradiciones exteriores y no en la pureza del corazón. Lo que contamina al hombre no es lo que entra en él, sino lo que sale de su corazón. Este pasaje nos llama a examinar nuestras intenciones y actitudes internas. En nuestra vida cotidiana, busquemos purificar nuestros corazones y vivir con autenticidad y sinceridad, evitando la hipocresía y promoviendo una verdadera relación con Dios.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha enfatizado que la verdadera pureza no se encuentra en las observancias externas, sino en un corazón que vive en amor y verdad. En sus enseñanzas, ha llamado a superar la superficialidad y a enfocarnos en la autenticidad de nuestra relación con Dios y con los demás. Nos anima a limpiar nuestro corazón de todo lo que puede alejarnos de Dios y a vivir una fe genuina y transformadora.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,31-37):
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús sana a un hombre sordo y mudo, mostrando su poder de curación y su compasión hacia el sufrimiento humano. Este milagro nos recuerda que Jesús quiere restaurar nuestra capacidad de escuchar y hablar con claridad. En nuestra vida cotidiana, pidamos a Jesús que nos libre de nuestras dificultades y limitaciones, y busquemos ser instrumentos de su amor y sanación en el mundo.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre cómo Jesús sana nuestras heridas físicas y espirituales, y cómo debemos estar abiertos a recibir su curación. En sus enseñanzas, ha subrayado que la sanación de Jesús no es solo física, sino que también abarca nuestras necesidades emocionales y espirituales. Nos invita a acudir a Jesús con fe, confiando en su poder de sanar y transformar nuestras vidas.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-35):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus díscípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decirselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.»
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Pedro confiesa a Jesús como el Mesías, pero no comprende la necesidad del sufrimiento y la cruz. Jesús le enseña que seguirle implica tomar la cruz y renunciar a uno mismo. Este pasaje nos desafía a aceptar la llamada a seguir a Jesús, a pesar de las dificultades. En nuestra vida cotidiana, enfrentemos los desafíos con valentía y compromiso, reconociendo que seguir a Cristo implica una entrega total y una disposición a vivir según su ejemplo.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha reflexionado sobre el significado de tomar la cruz y seguir a Jesús. En sus enseñanzas, ha enfatizado que la verdadera vida cristiana requiere una disposición a vivir el sacrificio y el servicio, siguiendo el ejemplo de Cristo. Nos anima a aceptar la cruz con esperanza y a vivir nuestra vocación cristiana con valentía y fidelidad, sabiendo que el sacrificio es parte del camino hacia la verdadera vida.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.»
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús predice su sufrimiento y muerte, y enseña a sus discípulos sobre la verdadera grandeza, que se encuentra en servir a los demás. Este pasaje nos invita a reconsiderar nuestras ideas sobre el poder y la autoridad, y a buscar la verdadera grandeza en el servicio desinteresado. En nuestra vida cotidiana, busquemos oportunidades para servir a los demás con humildad y generosidad, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre cómo el verdadero liderazgo se manifiesta en el servicio y la humildad. En sus enseñanzas, ha subrayado que la grandeza en el Reino de Dios no se mide por el poder o la riqueza, sino por nuestra capacidad de servir a los demás con amor y dedicación. Nos invita a vivir esta enseñanza en nuestra vida diaria, buscando servir a los demás y contribuir al bien común con un corazón generoso.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48):
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús enseña sobre la importancia de evitar las causas de pecado y las ocasiones de escándalo. Nos recuerda que la vida cristiana requiere una lucha constante contra el pecado y una disposición a hacer sacrificios por el Reino de Dios. En nuestra vida cotidiana, enfrentemos las tentaciones con decisión y busquemos vivir de manera íntegra y fiel a los principios del Evangelio.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha reflexionado sobre la seriedad con la que debemos tomar nuestra lucha contra el pecado y el escándalo. En sus enseñanzas, ha subrayado que debemos estar dispuestos a hacer sacrificios para evitar el pecado y vivir una vida auténtica en Cristo. Nos anima a ser valientes en nuestra batalla contra las tentaciones y a vivir con una fe firme, confiando en la gracia de Dios para superar las dificultades.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,2-16):
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios «los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.» De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús habla sobre el matrimonio y la bendición de los niños, mostrando la importancia de la fidelidad y la sencillez de corazón. El matrimonio es un sacramento que refleja el amor incondicional de Dios, y los niños, con su pureza y apertura, son ejemplos de cómo debemos acercarnos al Reino de Dios. En nuestra vida cotidiana, valoremos y fortalezcamos nuestras relaciones familiares, y aprendamos a recibir a Dios con un corazón puro y confiado.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre el matrimonio como un signo del amor de Dios y ha enfatizado la necesidad de fortalecer este sacramento en nuestras vidas. En relación con los niños, el Papa ha destacado su importancia en la comunidad de fe y la necesidad de cuidarlos y educarlos con amor. Nos anima a vivir nuestras relaciones con fidelidad y a aprender de la simplicidad y la confianza de los niños, reflejando el amor de Dios en nuestras vidas.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-30):
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras.
Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones–, y en la edad futura, vida eterna.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: El joven rico se enfrenta a la dificultad de desprenderse de sus riquezas para seguir a Jesús. Jesús enseña que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios. Este pasaje nos desafía a examinar nuestras prioridades y el lugar que ocupan las riquezas en nuestras vidas. En nuestra vida cotidiana, reflexionemos sobre cómo nuestras posesiones afectan nuestra relación con Dios y busquemos vivir con un corazón desprendido y generoso.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre el peligro de la riqueza y cómo puede desviar nuestro corazón de Dios. En sus enseñanzas, ha subrayado que la verdadera riqueza se encuentra en la generosidad y el desprendimiento. Nos invita a evaluar nuestras prioridades y a buscar el Reino de Dios sobre las riquezas materiales. En su encíclica Laudato Si’, el Papa también nos recuerda la importancia de usar los recursos de manera responsable y solidaria, buscando siempre el bien común.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,35-45):
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.»
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús enseña a sus discípulos sobre la verdadera grandeza, que se encuentra en el servicio a los demás. Les explica que el liderazgo verdadero se manifiesta en la capacidad de servir y dar la vida por los demás. Este pasaje nos invita a repensar nuestras ideas sobre el poder y el éxito, y a buscar la verdadera grandeza en el servicio desinteresado. En nuestra vida cotidiana, busquemos ser servidores humildes y amorosos, siguiendo el ejemplo de Jesús en nuestras acciones y relaciones.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha enfatizado que el verdadero liderazgo en el Reino de Dios se manifiesta en el servicio y la humildad. En sus enseñanzas, ha subrayado que la verdadera grandeza se encuentra en la capacidad de servir a los demás con amor y dedicación. Nos anima a vivir este ideal en nuestras vidas, buscando oportunidades para servir a los demás y reflejar el amor de Cristo en nuestras acciones diarias.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara.
Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.»
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.»
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Palabra del Señor.
Enseñanza: La curación del ciego Bartimeo muestra el poder de la fe y la compasión de Jesús. Bartimeo, al recuperar la vista, sigue a Jesús en el camino. Este pasaje nos recuerda la importancia de la fe activa y persistente para experimentar la sanación y la transformación que Jesús ofrece. En nuestra vida cotidiana, pidamos a Jesús que nos dé una fe firme y perseverante, y sigamos sus pasos con gratitud y devoción.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre la importancia de la fe y la perseverancia en la vida cristiana. En sus enseñanzas, ha subrayado que la fe de Bartimeo es un ejemplo de cómo nuestra confianza en Jesús puede llevarnos a una transformación profunda. Nos invita a mantener nuestra esperanza y a acudir a Jesús con fe, confiando en su poder de sanar y transformar nuestras vidas.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?»
Respondió Jesús: «El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.» El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús resume los mandamientos en el amor a Dios y al prójimo, mostrando que este es el fundamento de toda la ley. Este pasaje nos invita a vivir el amor como el principio rector de nuestras acciones y decisiones. En nuestra vida cotidiana, busquemos integrar el amor a Dios y al prójimo en todas nuestras acciones, promoviendo la justicia, la paz y la solidaridad.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha enfatizado que el amor es el núcleo del cristianismo y la clave para vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. En sus enseñanzas, ha llamado a construir una sociedad basada en el amor y la fraternidad, y a poner en práctica estos valores en nuestra vida diaria. Nos anima a vivir el amor con autenticidad y generosidad, reflejando la bondad y la verdad de Dios en nuestras relaciones y acciones.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero; muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús elogia a la viuda pobre que da todo lo que tiene, mostrando que la verdadera generosidad se mide por la entrega del corazón, no por la cantidad. Este pasaje nos invita a examinar nuestras propias actitudes hacia la generosidad y el desprendimiento. En nuestra vida cotidiana, practiquemos la generosidad auténtica, ofreciendo lo que tenemos con un corazón abierto y desinteresado, siguiendo el ejemplo de la viuda.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre la generosidad auténtica y cómo el valor de nuestras ofrendas se encuentra en la disposición del corazón, no en la cantidad. En sus enseñanzas, ha subrayado que la verdadera generosidad es un acto de amor y entrega total, reflejando la confianza en la providencia de Dios. Nos invita a vivir esta generosidad en nuestra vida diaria, ofreciendo lo mejor de nosotros mismos para el bien de los demás y la gloria de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,24-32):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús habla sobre el fin del mundo y los signos que lo precederán, instándonos a estar preparados y vigilantes. Este pasaje nos llama a vivir con una expectativa activa y una disposición constante para el encuentro con el Señor. En nuestra vida cotidiana, mantengamos una actitud de vigilancia espiritual y preparación, viviendo de manera que estemos siempre listos para el encuentro final con Dios.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre la importancia de vivir con una expectativa de la llegada de Cristo sin caer en el miedo o la ansiedad. En sus enseñanzas, ha enfatizado que la preparación para el fin del mundo debe ser una motivación para vivir con amor y esperanza, y no como una fuente de temor. Nos invita a mantenernos vigilantes y a vivir con integridad y generosidad, confiando en la gracia y el amor de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Juan (18,33b-37):
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?»
Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
Palabra del Señor.
Enseñanza: Jesús ante Pilato proclama que su reino no es de este mundo, mostrando que su misión es espiritual y transcendente. Este pasaje nos invita a reconocer que la verdadera realeza de Cristo se manifiesta en su entrega y servicio, y no en los términos mundanos de poder y autoridad. En nuestra vida cotidiana, vivamos como ciudadanos del Reino de Dios, buscando construir una sociedad basada en los valores del amor y el servicio.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha reflexionado sobre la realeza de Cristo y cómo su reino trasciende los conceptos mundanos de poder. En sus enseñanzas, ha subrayado que el verdadero poder de Cristo se manifiesta en su humildad y servicio. Nos invita a vivir según los valores del Reino de Dios, buscando construir una comunidad de amor y justicia, y a reconocer a Cristo como nuestro Rey en todas las dimensiones de nuestra vida.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,25-28.34-36):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.
Enseñanza: En este pasaje, Jesús nos habla sobre los signos que precederán el fin del mundo y nos llama a estar preparados. Nos advierte sobre la necesidad de no dejarnos atrapar por las preocupaciones y placeres de la vida, sino a mantener una actitud vigilante y esperanzada. Este tiempo de Adviento es una oportunidad para fortalecer nuestra preparación espiritual, mantenernos atentos a los signos de la presencia de Dios y vivir con esperanza en medio de las dificultades.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha enfatizado la importancia de vivir el Adviento con una actitud de espera activa y esperanza. En sus enseñanzas, ha subrayado que no debemos caer en el miedo ante los signos del fin del mundo, sino más bien mantener una actitud de vigilancia y preparación espiritual. Nos invita a vivir el Adviento con un corazón abierto y dispuesto, confiando en la promesa de la llegada de Cristo y buscando siempre su presencia en nuestra vida diaria.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):
En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tretarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
los valles serán rellenados,
los montes y colinas serán rebajador;
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».
Palabra del Señor.
Enseñanza: Este evangelio narra la proclamación de Juan el Bautista en el desierto, llamando a la conversión y al arrepentimiento. La llegada de Juan es un anuncio de la inminente venida de Jesús, y su mensaje nos invita a preparar el camino del Señor en nuestros corazones. La Inmaculada Concepción de María también es una celebración de la preparación para la llegada de Jesús, destacando la pureza y la disposición de María para aceptar la voluntad de Dios.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha reflexionado sobre la figura de Juan el Bautista como precursor de Cristo y sobre el papel crucial de María en la historia de la salvación. En sus enseñanzas, ha destacado la importancia de la conversión y la preparación espiritual para recibir a Jesús. María, en su Inmaculada Concepción, es vista como el modelo perfecto de disposición y apertura a la voluntad de Dios. Nos invita a seguir su ejemplo, preparándonos con humildad y fe para la llegada de Cristo en nuestras vidas.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,10-18):
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«¿Entonces, qué debemos hacer?»
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacemos nosotros?»
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros, ¿qué debemos hacer nosotros?»
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.
Palabra del Señor.
Enseñanza: En este evangelio, Juan el Bautista responde a las preguntas de las multitudes, a los publicanos y a los soldados sobre cómo deben vivir en preparación para la venida del Señor. Juan les enseña que la verdadera conversión se manifiesta en obras de justicia y en un corazón sincero. La alegría del Adviento, o “Gaudete”, nos llama a vivir nuestra fe con gozo y a compartir esa alegría a través de nuestras acciones concretas.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre la importancia de la alegría y la conversión auténtica durante el Adviento. En sus enseñanzas, ha subrayado que la verdadera conversión no se limita a una transformación interior, sino que se refleja en nuestras acciones hacia los demás. Nos invita a vivir el Adviento con un corazón alegre y generoso, siguiendo el ejemplo de Juan el Bautista y buscando hacer el bien en nuestra vida cotidiana, reflejando así la alegría del Evangelio.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (1,39-45):
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Palabra del Señor.
Enseñanza: El encuentro entre María e Isabel es un momento lleno de gozo y confirmación. Isabel, llena del Espíritu Santo, reconoce la bendición que lleva María en su seno y expresa su alegría. Este pasaje nos muestra la importancia de la alegría y la fe compartida en la comunidad de creyentes, y cómo el encuentro con Cristo transforma nuestras vidas. La visita de María a Isabel también resalta la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo en la vida cristiana.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha reflexionado sobre la importancia de la alegría cristiana y el apoyo mutuo entre los creyentes. En sus enseñanzas, ha destacado cómo la visita de María a Isabel es un símbolo de la solidaridad y el gozo compartido en la comunidad de fe. Nos invita a vivir nuestra vida cristiana con alegría y a apoyar a nuestros hermanos en la fe, compartiendo las bendiciones de Dios y celebrando juntos la llegada de Cristo.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,41-52)
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
Enseñanza: Este evangelio relata la historia de Jesús perdido y hallado en el templo, donde demuestra su sabiduría y comprensión. La Sagrada Familia enfrenta el desafío de entender la misión especial de Jesús, y María y José muestran una fe y obediencia profundas. Este pasaje nos recuerda la importancia de la familia como un lugar de crecimiento espiritual y apoyo mutuo. También nos invita a reflexionar sobre cómo entendemos y apoyamos la misión de Dios en nuestras vidas y en nuestras familias.
Reflexión del Papa Francisco: El Papa Francisco ha hablado sobre el valor de la familia como un espacio de amor y crecimiento en la fe. En sus enseñanzas, ha subrayado la importancia de la familia en la formación espiritual y en el apoyo a la misión de Dios. La historia de la Sagrada Familia en el templo es un ejemplo de cómo la fe y la obediencia deben guiar nuestra vida familiar y nuestra misión en el mundo. Nos anima a fortalecer nuestras relaciones familiares y a vivir nuestra vocación con confianza y dedicación, siguiendo el ejemplo de María, José y Jesús.