Historia
El corregimiento del Aro del municipio de Ituango – Antioquia, el 22 de octubre de 1997, vivieron una masacre perpetrada por paramilitares pertenecientes a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en la que se perdieron la vida varios campesinos en estado de indefensión y otros tantos fueron despojados de sus bienes y desplazados de su territorio.
En los siguientes artículos y videos hacemos un recorrido de lo que han vivido los habitantes del Aro, sus historias narradas y contadas por diferentes medios:
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Rutas del conflicto, en el video publicado el 9 de octubre de 2019, narran los hechos vividos:
Video Ruta a la Memoria – octubre de 1997 (Masacre de El Aro): El 22 de octubre de 1997, un grupo de 200 paramilitares llegó al corregimiento de El Aro, asesinó a 17 campesinos, quemó 40 de las 60 casas del pueblo y desplazó a cientos de habitantes. ¿Qué ha pasado allí hasta el día de hoy? ¿Quiénes han sido investigados? ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar para saber la verdad respecto a esta masacre?
Esta es la ruta a la memoria de lo que sucedía en Antioquia, Colombia y que se resiste a ser olvidada.
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Rutas del conflicto, en la publicación del 15 de octubre de 2019 comparten los acontecimientos de esta masacre:
150 hombres de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), conocidos en la región como los ‘Mochacabezas’, llegaron al corregimiento El Aro, en Ituango, el 22 de octubre y asesinaron a 17 personas.
Los ‘paras’ permanecieron 7 días en el lugar durante los cuales torturaron públicamente a las víctimas. El propietario del único establecimiento de abarrotes del caserío fue atado durante todo un día a un árbol y luego los ‘paras’ le sacaron los ojos y el corazón.
Artículo completo: https://rutasdelconflicto.com/masacres/el-aro
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Consejo de Redacción, en el video publicado 16 de marzo de 2020 realizan un contexto para comprender la historia detrás de la masacre:
El Aro: la historia detrás de la masacre 01: ¿Cómo se conecta el proceso 8.000 con la masacre de El Aro? La falta de solidez institucional del gobierno de Ernesto Samper creó una fuerte crisis de orden público en los cordones rurales del país, un fenómeno que, con el tiempo, propició escenarios de extrema violencia, como las masacres.
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Consejo de Redacción, en la publicación 22 de mayo de 2020, comparten los hallazgos de una investigación frente a la masacre:
El Aro: la historia detrás de la masacre. Esta investigación busca desentrañar los mecanismos secretos de una de las operaciones paramilitares más brutales de la historia: la complicidad del ejército, los silencios estatales, la política corrupta y la ambición desmedida. Es, también, un cuento de horror transformado en el relato de resistencia de sus víctimas.
Ver la publicación completa: https://consejoderedaccion.org/sello-cdr/investigacion/el-aro-la-historia-detras-de-la-masacre
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EL Espectador, en la publicación el 22 de octubre de 2020, publica:
La masacre de El Aro, perpetrada por grupos paramilitares entre el 22 de octubre y el 12 de noviembre de 1997. Allí fueron torturados y asesinados 15 campesinos, mientras que otros fueron forzados por días a arrear ganado robado. El hecho ocurrió meses después de otra matanza: la de cuatro personas en el corregimiento de La Granja, el 11 de junio de 2016, en medio de una caldeada situación de orden público y a pesar de las denuncias públicas que hizo el presidente del Comité de Derechos Humanos de Antioquia, Jesús María Valle Jaramillo por el incremento de la violencia paramilitar en la zona.
Artículo completo: https://www.elespectador.com/judicial/el-aro-23-anos-despues-no-se-ha-hecho-justicia-article/
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Comisión Intraeclesial de Justicia y Paz, en la publicación 22 de octubre de 2021, comparten:
Los sobrevivientes y familiares de las víctimas no pierden la esperanza, ni la dignidad, aun no renuncian a que se haga justicia y que el país en su conjunto mire su territorio, así como pusieron atención cuando se divulgaron las atrocidades cometidas. Después de 20 años, en 2017, la fiscalía general de la Nación exhumó los restos de una fosa común en el corregimiento, también sobre el camino de herradura y la vía que está construyendo las Empresas Públicas de Medellín (EPM).
Artículo completo: https://www.justiciaypazcolombia.com/masacre-del-aro/
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Hacemos memoria, en la publicación 27 de octubre de 2021, comparten desde la mirada del fotoperiodista, Jesús Abad Colorado quien capturo la primera imagen de la aconteció en el Aro:
La guerra se pinta con lápiz. En 1997, el fotoperiodista, Jesús Abad Colorado capturó la imagen que se convirtió en referente de la masacre perpetrada en El Aro, Ituango. Veinticuatro años después, esta fotografía continúa dando testimonio de los vestigios de la violencia y el dolor que produjo el conflicto armado en esta zona del país.
La mayoría de las fotografías de Jesús Abad Colorado están en blanco y negro, como si tratara de capturar el momento desde los ojos de quien vive la tragedia. Y es que en más de una ocasión he escuchado que en los momentos de dolor, el mundo se ve así: en blanco y negro. El color se extingue.
La fotografía de El Aro, capturada por Abad tras la toma paramilitar, ocurrida entre el 22 y el 31 de octubre de 1997, que dejó a 17 campesinos masacrados, 42 casas quemadas, de las 60 que componían el casco urbano, y 700 personas desplazadas, permite ver la sutileza y al mismo tiempo la franqueza con la que el periodista logra retratar las secuelas de la guerra. No hay cadáveres. No hay tumbas. No hay sangre, pero la muerte resuena con fuerza en la atmósfera de la imagen. No hay armas, tampoco camuflados o botas, pero el desastre que allí subsiste deja claro que la fuerza del hombre podría haber causado semejante escena.
Ver la publicación completa: https://hacemosmemoria.org/2021/10/27/la-guerra-se-pinta-con-lapiz/
Parroquia San Isidro Labrador, El Aro – Ituango
1932 – 2007
Setenta y cinco años pregonando la Buena Nueva de Jesucristo
Por: Edgar Humberto Echavarría Cataño
Plantado en lo alto y llano de una colina, a una distancia inclinada de la rivera del rio Cauca, en el norte del departamento de Antioquia, se levanta el Aro, corregimiento de Ituango. Un caserío con figura de gruta, habitado por unas cuantas familias en el casco urbano y rodeado de pocas, pero bellas y lejanas veredas que dejan entrever el paisaje del Bajo Cauca.
Desde el 23 de mayo de 1918, los vecinos del caserío del El Aro pidieron al Concejo Municipal de Ituango se erigiera allí un corregimiento, petición que fue atendida mediante el Acuerdo 17 de 20 de junio del mismo año. El paraje se conocía con el nombre de La Aldea y por acuerdo 14 del 30 de junio de 1933 se le cambió el nombre de El Aro por el de Builópolis.
Se considera como fundador del caserío al señor Don Cipriano Estrada y la ordenanza N° 25 del 14 de diciembre de 1959 la creó Inspección Departamental.
Este corregimiento de Ituango, está ubicado en una gran montaña, lo cual permite que sea observado desde el municipio de Valdivia. Para poder llegar al caserío, hay que cruzar la ladera del río Cauca y subir algunas montañas a lomo de mula, por el espacio de seis horas aproximadamente.
El 25 de enero de 1932 el Señor Builes mediante Decreto N° 157, lo elevó a la categoría de parroquia.
El primer libro de bautismos data del año 19299. En esta época, la Parroquia del El Aro, era aún Vice Parroquia de la Parroquia de Santa Rita, el padre Francisco María Areiza, quien firma partidas en dicho libro desde el primero de noviembre de 1927 hasta febrero de 1932.
El primer párroco -aunque el libro primero de bautismos de la Parroquia dice que es cura en encargo- es el padre Roberto Giraldo desde el 19 de marzo de 1932 hasta el 07 de octubre del mismo año, a quien sucedieron durante estos 75 años insignes sacerdotes que han pastoreado con admirable celo apostólico la vida espiritual de sus gentes.
Con 2.500 habitantes, El Aro cuenta con un buen templo, amplio y de linda construcción, magnífica Casa Cural y cementerio a la entrada de la parroquia. Antes de la erección de la parroquia, los vecinos de este lugar se apresuraron a formar una junta encargada de propender por el progreso del corregimiento y gestionar decididamente la creación de la parroquia. Para lograr muy pronto este propósito, obsequiaron tierras para el templo, la Casa Cural, el cementerio, la plaza y hasta donaron una “manga para las bestias” de propiedad de la nueva parroquia.
En la actualidad, pertenece a la Vicaría Foránea de San José, tiene como patrona a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y como titular a San Isidro Labrador.
Recuperado de la revista Renovación N° 310, Año 38 Enero – marzo de 2007.